La disciplina en las iglesias cristianas es un mecanismo que pretende corregir situaciones de fallas morales en los miembros. Pasar al frente a confesar un pecado, reunirse con los pastores o ancianos para recibir una reprimenda con versículos, sentarse en la banca varios domingos por no ser considerado digno de servir en el altar, apartarse de la Santa Cena o de la Comunión hasta que el pecado sea quitado de en medio.

¿Conocen historias de terror al respecto? ¿Es este un aspecto de la vida pastoral de la iglesia o un mecanismo de control psicológico? ¿Dónde queda el aspecto de la restauración y el cuidado de los demás?

Escucha esta reflexión basada en Mateo 18,15-17 y pensemos en cómo quisiera Jesús que nos relacionáramos con aquellos a quienes la religión considera indeseables.

Para encontrar más reflexiones: https://www.instagram.com/cancionero_cristiano/guide/meditaciones/17900872414706104/

Dejar una respuesta