El Cancionero Cristiano comenzó como un canal para publicar himnos grabados desde la sala de mi casa y fue evolucionando hasta convertirse en un espacio de comunidad para proponer conversaciones sobre música, arte, teología, espiritualidad y fe.
Los himnos
Desde muy niño aprendí a amar los himnos que cantaban mis mayores. El canto congregacional en aquel entonces en la comunidad cristiana donde se reunían mis padres era a capela, sereno, pausado… y me encantaba.
Cientos de himnos y sencillos coritos se adhirieron a mi memoria y a mi corazón. Además de ayudarme a elevar el alma en alabanza, despertaban en mí un ansia de conocer la historia detrás de cada estrofa, de cada autor y compositor. Llegó una oleada de grandes cantautores, con espectáculos llenos de profesionalismo y con música de producción impecable, y los viejos himnos y coros se fueron quedando guardados en el olvido, en libros viejos que ya nadie usaba.
En sus orígenes, el Cancionero Cristiano fue un intento de rescatar un poco de esa herencia musical, de cientos de himnos, coros y cánticos que han estado presentes en la historia de las comunidades cristianas a lo largo y ancho de Hispanoamérica. Esta esencia sigue estando presente en todo lo que hacemos en este proyecto.
El material grabado en las tertulias musicales también ha sido el insumo para desarrollar otros recursos, como acordes, partituras e historia de compositores y de himnos.
Las conversaciones
Mientras hacía Cancionero Cristiano, empezaron a surgir búsquedas desde mi propia experiencia de fe. A partir de esas búsquedas, empecé a conocer a gente con cosas muy interesantes para decir y comencé a poner esas ideas y mis propias preguntas y descubrimientos en conversación.
A falta de tiempo, esas conversaciones se dieron en el marco de Cancionero Cristiano y así empezaron a configurarse otro tipo de contenidos: transmisiones en vivo, podcasts, cursos, videos. Todo alrededor de las diversas expresiones de una fe en permanente construcción / deconstrucción.
Esa fe dialogante está sujeta a crecimiento, porque el cambio está presente en todos nuestros procesos. No es de extrañarse que haya cosas escritas o dichas aquí desde que con el paso del tiempo se van moviendo en otra dirección. Igualmente, en las conversaciones propuestas le abro espacio a diversas formas de pensamiento teológico y artístico, sin que ello signifique que yo me adscriba a esas ideas en particular.
La comunidad
Una de las mejores cosas que me ha traído hacer Cancionero Cristiano es encontrar una comunidad de personas a lo largo y ancho de Latinoamérica (incluso, algunas de más lejos) que se encuentran conmigo en las mismas preguntas. Cuando se empieza a cuestionar el contenido de lo que uno cree, una pregunta recurrente que atraviesa el pensamiento es: «¿Esto será solamente cosa mía?»
El Cancionero Cristiano ha sido un lugar para que esa pregunta encuentre respuesta, y más que una respuesta, para que encuentre comunidad. Al descubrir que hay tanta gente alrededor viviendo procesos parecidos, se recupera una esperanza que ayuda a caminar hacia adelante. El sabernos acompañados y escuchados es tal vez uno de los motores centrales de este proyecto.
¡Aquí podemos conversar!