Hoy estaba pensando en uno de mis monólogos favoritos de la historia del cine. Se trata de Bill hablando con Beatrix Kiddo, en Kill Bill Vol. 2:
«-Como sabes, me gustan mucho las revistas de historietas. Especialmente las de superhéroes. Encuentro la mitología que rodea a los superhéroes fascinante. Por ejemplo, mi favorito. Superman. No es una gran historieta. No está particularmente bien dibujada. Pero la mitología… La mitología no sólo es grandiosa, es única.
– ¿Cuánto tarda esta porquería en hacer efecto?
– Aproximadamente dos minutos. Suficiente para terminar lo que decía. Ahora, un elemento de la mitología del superhéroe es que está el superhéroe y también su alter ego. Batman en realidad es Bruce Wayne, el hombre araña es Peter Parker. Cuando el personaje despierta en las mañanas es Peter Parker. Se tiene que poner un disfraz para convertirse en hombre araña. Y por esa característica no hay alguien como Superman. Superman no se convertía en Superman, Superman nació como Superman. Cuando Superman se despierta, es Superman. Su alter ego es Clark Kent. El traje con la “S” roja y grande es la cobija en la que estaba envuelto cuando los Kent lo encontraron. Ésa era su ropa. Lo que Kent usa, los lentes, el traje de ejecutivo, ése es su disfraz. Es el disfraz que Superman usa para encajar con nosotros. Clark Kent es como Superman nos ve. ¿Y cuáles son las características de Clark Kent? Es débil, inseguro, es un cobarde. Clark Kent es la crítica de Superman para el mundo entero.»
Y yo agrego: Cuando Dios se hace hombre, habita nuestra realidad y se viste como uno de nosotros, el resultado es Jesús. ¿Será Jesús la manera en la que Dios nos ve?