Este es el episodio de despedida de Notas Sueltas y del Cancionero Cristiano. Por ahí quedaba algo de veneno por soltar (mucho, hay que advertirlo) y unas cuantas cosas por hacer zoom antes de irme de estos lares.

Gracias por acompañarme hasta aquí.


Temas en la conversación

  • 00:00 | Introducción
  • 05:28 | El Cancionero, mi búsqueda personal y el irrespeto a lo sagrado
  • 15:03 | Abandonar la necesidad de validación bíblica
  • 29:05 | Recuento de decepciones y enemistades en redes sociales
  • 41:53 | La mano invisible que regula el mercado progre deconstruido
  • 50:39 | El fin de una búsqueda
  • 1:09:22 | Salutaciones finales

Frases destacadas

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Notas del episodio


Transcripción

Hoy es diciembre 9 del año 2023. Este es el episodio de despedida de Notas Sueltas y dice así.

[SUENA MÚSICA INTRO]

Bueno. En mi pueblo tenemos un dicho y es que “el que mucho se despide, pocas ganas tiene de irse”. Quienes tuvimos la desgracia, la bendita desgracia, de ser hijos o hijas de pastores, o incluso los que llegamos a tener responsabilidades pastorales en algún momento, sabemos que eso no es que sea muy cierto. A uno después del culto del domingo, o de cualquier culto, realmente, pero en especial el domingo por la mañana le tocaba pegarse unas despedidas largas, desde el púlpito hasta el parqueadero… y las ganas de irse, ¡la verdad es que sí eran muchas! Pero ahí le tocaba a uno quedarse sufriendo penalidades como buen soldado de Jesucristo.

Pero entonces llevo despidiéndome un buen rato de todo este asunto del Cancionero y de las redes sociales y demás. La cosa es que es una despedida de fondo, porque es también en parte una despedida de la fe, o al menos de lo que he entendido por fe la mayor parte de mi vida, del lugar que ha tenido la fe en mi construcción de identidad, en lo que yo soy como yo. Y creo que amerita otra despedida aquí en el podcast, sobre todo también porque me entró nostalgia hace unos días que fue el Spotify Wrapped, el resumen de fin de año de lo que uno escucha en Spotify, y varias personas me etiquetaron en sus podcasts destacados del 2023. Eso fue bello, y también algo nostálgico, para serles muy sincero.

Entonces pensé que valía la pena despedirme aquí, en este podcast que ha significado tanto primeramente para mí, y aparentemente, por lo que algunos y algunas me dijeron, también para ustedes. Yo hice un post de cierre en Instagram, la verdad es que ese post llevaba escrito y guardado un par de meses, ya venía pensando en tomar esa decisión, pero pues también por escrito en redes le toca a uno ser más bien conciso, recortar las ideas para que quepan en los caracteres que el editor le habilita a uno. Aquí me puedo explayar con más confianza, o sea que este episodio va a salir largo, yo creo, pero aquí me siento más tranquilo de dejar que fluya lo que quiero decir, como siempre lo he hecho, entonces pues para decirle adiós al Cancionero y a Notas Sueltas, aguanta como hacer ese doble click en algunas cosas que quedaron por fuera de mi despedida en ese post que publiqué hace un poquito más de un mes.

Y pues también este es un espacio mucho más íntimo, o sea, como 1.500 o 2.000 personas escuchan un episodio del podcast en promedio, según las estadísticas de Spotify, eso es como el 10% de la gente que sigue al Cancionero en redes, entonces ya estoy como el señor presidente electo de la República Argentina, ¿lo vieron? “En mi cuenta de Instagram, 3 millones le dieron me gusta”… bueno, mi más sentido pésame a los hermanos y hermanas de Argentina por ese regalo del cielo, se ve que Dios nos odia igual a argentinos y colombianos… pero en fin, esto es como una reunión más privada y aquí voy a poder decir otro cerro de cosas más desde el corazón.

Bueno, también esa publicación levantó muchos comentarios, fueron un par de días muy bellos, llenos de mucho cariño de un montón de gente que me expresó agradecimiento y que me contó que de alguna manera lo que escribí o lo que dije por aquí tuvo algún papel en sus propias búsquedas. Eso no deja nunca de conmoverme, por ahí de vez en cuando me escribían a echarme flores, siempre era muy lindo que alguien le contara a uno que leía o escuchaba y esto le servía para algo. Pero cuando dije “se va el Cancionero” se vino una avalancha de mensajes, o pues, tampoco avalancha, pero más de lo que estaba acostumbrado a recibir en un día, mucho cariño y mucha gratitud para uno solo. Y vean, en este momento mientras se los cuento me emociono otra vez.

Es que este podcast y todo lo raro que fue pasando en el Cancionero Cristiano durante 8 años y pico que duró el proyecto, eran nada más preguntas mías, enojos míos, mis frustraciones y decepciones y preocupaciones, algunas conclusiones y muchas cuestiones que traté de ir resolviendo sólo para enredarlas más. Por eso es que el Cancionero se volvió una vaina tan rara, porque yo quería cantar himnos para conectarme desde la música con mi esencia espiritual en un momento de crisis de mi fe, y luego esa crisis de fe me llevó a hacerme preguntas, a preguntarme a mí mismo, y después a preguntarle a otra gente, y después a emputarme con todo lo que respira. Pero en fin, que eso le haya servido a otra gente en sus propios procesos, es increíble, yo no lo entiendo del todo.

O sea, yo entiendo que haya gente que explícitamente se propone eso, crear contenido y compartir cosas que sabe, cosas en las que es bueno. Y eso es un voleo, eso es mucho trabajo pues, porque hay que sentarse a planear, a hacer guiones, a investigar el público, a generar palabras clave para posicionarse en motores de búsqueda, a desarrollar un tono de comunicación, a cuidar la narrativa que conecte con la gente a la que uno le está hablando… eso es mucho trabajo, yo he trabajado en eso para marcas comerciales importantes y es un trabajo de tiempo completo y de mucha gente echándole cabeza para que eso funcione, y de meterle plata para pautar, comprar seguidores para ganar visibilidad, y claro, estar todo el tiempo ofreciendo sacrificio en el altar del dios del algoritmo, que no es ni clemente ni misericordioso, más o menos como Jehová, así de cambiante y caprichoso.

Hay que publicar a ciertas horas, e intercalar tales y cuales contenidos, y estar pilas con las tendencias, usar no sé cuántos hashtags y promocionarse en directorios, eso es un voleo, es mucho trabajo y mis respetos para la gente que lo hace bien, sobre todo porque sé que mucha gente lo hace como debe hacerse y los resultados no es que sean tampoco los esperados. Es una lotería, es una vaca loca en la que yo no quise nunca montarme, por un lado porque eso no pasó de ser un hobbie, una especie de bitácora de mi viaje espiritual, y por otro lado pues se convirtió en una trinchera de guerra pa insultar a becerros de oro del evangelicalismo, ideas y ridiculeces y maricadas que los evangélicos creen y publican y defienden, y también pa insultar gente, porque las redes sociales también son pa eso, ser decente en las redes como que le quita lo divertido, y pues eso lo que abunda en las toldas evangélicas son las gonorreas.

Y vea, una cosa que los algoritmos castigan duro son las groserías, en eso se parecen Jehová y el algoritmo, ¡no les gusta que uno diga palabras corrompidas! Pero pues aquí yo decidí desde el día 1 ser lo que yo soy, y también lo que empecé a ser cuando perdí el temor de Jehová, y el temor al algoritmo nunca se lo he tenido, entonces las groserías abundaron y yo sé que eso a mucha gente no le gusta, le incomoda, pero pues ese soy yo. Ya más pendejo el que se ponga a agarrarme de ejemplo también.

Es que eso de ser capaz de burlarse de lo sagrado, incluso de lo que es sagrado para uno mismo, es un paso importante en el camino de la libertad. ¿Ustedes vieron Monsters Inc.? Bueno, esto ya se va a empezar a parecer a un post de esos pastores de jóvenes que entran a ver películas de Pixar con la libreta en la mano para volverlas sermones, que uno es como, “pero por qué nos tienes que arruinar la película volviéndola una reflexión pedorra, ome güevón”… pero tolérenme esa analogía con Monsters Inc., porque me gustó una idea que se me ocurrió hace tiempo viéndola con mi hijo y es que la risa es más poderosa que el miedo, reírse desorienta al monstruo, el miedo deja de tener poder sobre uno cuando uno aprende a reírse de las maricadas que le hicieron creer, de los miedos que le sembraron desde el púlpito. Bueno, es una comparación medio pendeja, porque las películas son películas, no parábolas, pero pues ya me estoy despidiendo, entonces qué hijuemadres, déjenme saber qué se siente ser Miguel Pulido así sea por un momentico.

Esto aquí voy es a boletear gente como un berraco hoy, jajaja… aguántenme que voy de salida. Por eso estoy repitiendo despedida, parezco Vicente Fernández. Yo me acuerdo que Chente hizo como 4 o 5 conciertos de despedida aquí en Medellín, al menos. Y lo peor es que yo fui como a 3 y en todos creí que ahora sí se iba a ir para no volver. Se despide más que circo pobre, es otro dicho sobre despedidas que tenemos en mi tierra, creo que ese estaba mejor que el primero. Pero en fin, entonces como yo había dicho que Notas Sueltas iba a tener 100 episodios, me tocará hacer 10 episodios de despedida. O les va a tocar que me valgan este episodio por 10. Un adiós que vale por 10, algo así. Yo me debo a mi gente, like y vuelvo a abrir Cancionero hasta que pase semana santa, así sea solo por los memes.

Burlarse, voy a cerrar esa idea para terminar esta breve introducción y ahora sí entrar de lleno en el mensaje. En algún punto tenía que empezar este episodio. Y yo siempre he sido burletero, me hacía castigar en la escuela dominical por estar haciendo chistes pendejos, que el ángel Gabriel se comió a María, que a Abraham por qué no se le paraba con la esposa, pero sí con la esclava, cosas así. Un saludo a la profe Yolanda y a la profe Rosa Esther, que mi Dios las tenga a fuego lento. Pero un código importante que no quise nunca quebrar, o lo intenté pues, fue burlarme en el Cancionero solamente de cosas que pertenecían antes a mi credo, cosas que hubiera escuchado normalmente en mi iglesia, en mi espacio doctrinal, incluso cosas que yo hubiera creído o enseñado. O sea, no andaba burlándome de los Testigos de Jehová, o de los Mormones, cosas así. Me burlo de lo que en algún momento fue sagrado, estuvo en mi espacio sagrado, o de lo que aún podría seguir siéndolo.

Porque ya a estas alturas todos sabemos que la Biblia es un libro lleno de incoherencias, créanme, puedo decir con mucha confianza que la he leído más que ustedes, no importa cuándo escuchen esto. Hace tiempo que le vimos las costuras a la tal Palabra inerrante de Dios, aunque siempre habrá gente, conservadora y progre y funda y liberal, de todo lado, tratando de sostener una narrativa coherente con retazos de la Biblia, de ponerla a decir lo que a ellos les conviene. Sí, progres también. Y eso está bien, porque pues uno no va a poner a decir a un libro cosas que a uno no le sirven, menos a un libro tan ambiguo y contradictorio como ese. Pero entonces faltarle al respeto a la Biblia es también un acto de cariño medio compasivo con ese símbolo tan poderoso en nuestra espiritualidad. Ahorita voy a hablar de ese último ídolo que les encargo que derrumben en mi ausencia, porque sigue siendo un ídolo, muy progres y todo, pero qué berraco miedo que le tienen a la Biblia. Creo que fue al amigo Tilichero, bendito sea, que le leí hace tiempo que eso de burlarse de lo santo también es una señal de intimidad. Pero ahora nos metemos más ahí.

Porque antes quiero decir que, en todo caso, les agradezco por haberse sumado a estas elucubraciones, a esta demolición de la fe en vivo y en directo, a esto tan crudo y contradictorio que fue mi travesía de abandono del cristianismo. Uno es tan humano y contradictorio como la Biblia, ahora que lo pienso, y por eso es igual de santo también. Pero en últimas uno es eso, ¿no? Yo soy yo y mis contradicciones, aquí distorsionando la frase célebre de Ortega y Gasset. Esa es la cosa también cuando uno se arriesga a ser auténtico, que ustedes pueden ir perfectamente al episodio 5, al episodio 20, al episodio anterior, y luego venir a decirme: “ey, pero eso no es lo que pensabas antes”. Y claro güevón, ¿no ves que crecí? Y volvé en 2 meses pa que veas que vuelvo a contradecirme. Eso es lo lindo de ser libre, que uno no siente remordimientos en dejarse llevar por doquiera de todo viento de doctrina.

Yo veo por ahí creadores de contenido que reciclan publicaciones de años atrás, por eso que les expliqué del algoritmo, si a vos no se te ocurre nada nuevo para publicar, o no tenés tiempo, o qué sé yo… pues agarrás publicaciones viejas y las reencauchás. Marica, yo creo que yo no tendría el estómago pa decir cosas que dije hace 2 o 3 años, era otro yo, qué pena. Ofrezco disculpas de antemano si alguien se va a curiosear por allá a ver qué encuentra. Es vergonzoso, pero pues eso es crecer. Como cuando la mamá saca el álbum de fotos pa atender a la visita, más o menos así. Cuando ponen un video, un VHS, de la fiesta de graduación del colegio y sale uno con los amigos diciendo que iban a estar juntos por siempre, un montón de cuarentones que uno no soportaría hoy en día. Qué le vamos a hacer. Como cuando sus nietos dentro de 30 años vean las ridiculeces que ustedes hacen hoy en TikTok. Eso. Eso es el costo de crecer también.

Sea lo que sea, crecer y vivir una espiritualidad en libertad, que ese tagline es de mi amiga Pandereta Milennial, por cierto, que ya vi que se la están fusilando en varias partes de la farándula deconstruida. Todo seré yo, pero ladrón no. Y gente robando en redes sociales, de eso sí que hay entre creadores de contenido, también cristianos y también progres, claro que sí. Qué inseguridad tan hijueputa les digo sinceramente. Denle like y empiezo a decir nombres.

Bueno, perseguir el ideal de vivir una espiritualidad en libertad implica esa incomodidad de aprender a convivir con sus propias contradicciones. Yo veo a mucha gente quedada en ese sentido, y no es que quiera decirles qué es lo que tienen que hacer, que yo sé que eso a ustedes les encanta pues también, y ahí van a estar esperando que otro les diga qué dejar de creer para ser bien deconstruidos como Dios manda, o reconstruidos, que ya es la otra cosa, uno a duras penas medio se deconstruyó y ahora resulta que hay que reconstruirse también. Menos mal que ya están vendiendo talleres y cursos y libros de eso. Cómprenlos, que la gente necesita comer y ustedes necesitan validación.

Mi gran ventaja siempre fue que como yo de esto no sé. Y esto yo lo he dicho y repetido hasta el cansancio como un disclaimer, ¿no? Alguno habrá pensado que es falsa modestia o de esas cosas que dicen los influencers cuando en realidad quieren decir todo lo contrario. Yo es que de verdad me metí a hablar de muchas cosas de las que sabía muy poquito, pero sentía que había que hablarlas, era importante para mi proceso. Y me tocó empezar a decirlo como un aviso importantísimo para después evadir cualquier responsabilidad. Porque como yo sé ustedes cómo son, después van por allá y dicen: “ah, es que el Cancionero explicó que ese versículo no es así”, y me hacen quedar mal a mí. Yo sé que les estoy tirando muy duro, pero es con cariño, además como no voy a volver a saber de ustedes, pues no me preocupa. Jajaja… si no me importaba cuando esperaba que volvieran a escuchar el siguiente episodio, pues menos ahora que es el último final final copia 2 no borrar, como el archivo de la tesis. O como la despedida de Chente.

Yo tuve pena por un tiempo, después se me quitó también, pero me daba vergüenza andar por ahí hablando de teología y Biblia y demás, habiendo tanta gente que sí sabía de eso de verdad. Pues yo vengo de una tradición eclesial donde no se necesitaba ningún tipo de ordenación formal para asumir posiciones de liderazgo, el todo es uno ser bueno pa hablar mierda y ya, lo ponían a predicar y de anciano y no sé qué. Entonces claro, yo me sabía la Biblia de pe a pa, desde Dan hasta Beerseba, que esa es una referencia bíblica avanzada, sólo para demostrar que yo sí me la sé. Y como yo sabía de Biblia y me sabía todas las respuestas del catecismo dispensacionalista, y las notas de la Biblia Scofield, y las 100 respuestas a los amigos católicos, y todo el libro de discipulado de la iglesia, es más, yo hice un librito de discipulado pa la iglesia, entonces uno la tiene súper clara para navegar cualquier conversación sobre la fe desde ese supuesto de que uno tiene la razón. O ni siquiera uno, sino el que le enseñó qué responder. Esto ya lo he dicho mil veces pues. Y lo voy a seguir diciendo en cada despedida, por lo que veo.

Pero luego descubrí que la teología y las ciencias bíblicas y la filosofía y todas las otras ramas del saber y de la academia que se involucran en lo religioso sí son relevantes, y que eso es todo un mundo en sí mismo, y que uno sí tiene que saber de eso, pues entonces me entró la vergüenza de andar por ahí diciendo cosas de las que mi conocimiento a duras penas pasaba de ser superficial. Un mar de conocimiento con un centímetro de profundidad, una cosa así. Claro, uno no tiene que ser teólogo titulado para poder hablar de fe, especialmente cuando uno está hablando de su propia experiencia, o compartiendo sus hallazgos por pequeños que puedan parecer.

Pero pues sí hay que leer lo que los teólogos que sí saben de eso han escrito, y bueno, lo mismo con las otras disciplinas y ciencias que mencioné. Yo me fui a leer de eso, siempre he sido buen lector y he tenido vocación de autodidacta, y pues para tener cierto criterio informado hay mucha facilidad de encontrar recursos. Búsquenlos, eso vale la pena, porque los divulgadores como yo o como otros que ve uno en redes sociales, sirven como puerta de entrada, pero un podcast de media hora o una publicación en redes no agota la extensión de un tema. Y pues menos un tema tan conectado con la misma existencia, y con lo que uno necesita que exista más allá, lo trascendente. Eso es campo de la imaginación, de la creatividad, de la poesía incluso, la filosofía, eso es inagotable. Escárbenlo todo lo que puedan. Es algo muy bueno de hacer, pero les aconsejo que no se queden solamente en sus divulgadores favoritos.

Porque es que, además, las redes sociales tienen ese problema, que se convierten en cámaras de eco, ¿verdad? Uno termina escuchando lo que le gusta y ya, o peor aún, está amarrado a lo que le gustó al divulgador, y termina viendo lo teológico, lo bíblico, etcétera, bajo el lente de sesgos ajenos, ni siquiera de los sesgos de uno mismo. Leer a teólogos de diferentes formas de pensar es muy bacano, eso enriquece un montón, cosas que a uno le incomoden. A eso me dediqué con bastante seriedad desde el año 2018, o algo así. A salirme de mi territorio conocido y a escuchar otras voces, incluso vainas locas que uno dice: “bueno, esto como que no lo voy a creer, pero está bacano”. Y lo recomiendo. Buscar, buscar, no dejar de buscar. No cerrar las preguntas. Eso es una buena práctica.

De todas maneras aquí yo hablé y hablé de lo que me iba encontrando, y me encontré un montón de gente hermosa que me respondió y me aportó a esas ideas que yo quería ir armando. Y me puedo jactar de que no le saqué el cuerpo a ningún tema, pues porque yo estaba era pensando otra vez todo lo que era parte de mi realidad, lo que está ahí delante de los ojos. Yo no estaba pensando en trending topics, en las tendencias del momento, yo me estaba preguntando qué iba a creer acerca de lo que me rodeaba, mi realidad social, política, religiosa, como iba a conectar eso con mi experiencia espiritual, sin importar a quién le gustara y a quién ofendiera. Esa es otra cosa, uno tiene que decidir vivir con el hecho de que hay gente que se va a ofender con lo que uno decida creer o apoyar. Y pues gracias a Dios que yo no estaba vendiendo nada, por eso podía hablar de lo que fuera y criticar al que fuera. Porque la cosa con el que está vendiendo algo es que le toca irse para donde sea que le compren. Y pues eso está bien, digo yo, es normal dentro de la lógica mercantilista en la que vivimos.

El dios de este siglo, de los conservadores y de los progres, de los fundas y de los deconstruidos, es el mercado. Hay una mano invisible que regula el mercado progresista también, y por eso uno ve gente que uno creía rebelde ahí domados al lado de un predicador famoso, en una mega iglesia, tratando de quedar bien con celebridades evangélicas en Twitter, no importa que tengan una mierda de teología y que repliquen los discursos de opresión y de manipulación de toda la vida. Toca meterse a esa candela porque pues ahí está la audiencia. Todo sea por la audiencia, me dijo Ignacio Simal, uno de los pocos que terminé respetando y admirando después de toda esta locura del Cancionero. Porque son muy poquitos, cada día se me cae algún otro ídolo de barro del bolsillo. Estábamos justamente hablando de las maromas que hemos visto a hacer a algún divulgador teológico.

Entonces Itiel Arroyo me escribió un día para decirme que venía a Medellín y que qué hermoso sería vernos y compartir en el amor del Señor en medio de nuestras diferencias. Pero como yo no soy de esos progres a morir y no creo en esa mierda de quedar bien con todo el mundo, mucho menos con gente que manipula desde el discurso de la pureza mientras va por ahí esquivando acusaciones de acoso sexual en redes… pues por allá no me aparecí, porque yo con ese tipo de gente no quiero tener nada que ver. No tengo ese ministerio progresista de amar a cualquier gonorrea. Además, un man de esos se toma una foto con algún personaje de esa farándula progresista y eso le conviene es a él, porque así uno no quiera, hay gente que mira en esta dirección y dice: “ah, ok, o sea que podemos ser amigos de los Itieles del mundo”, y pues no, yo creo que los Itieles del mundo son enemigos de la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Pero eso soy yo pues que soy muy problemático.

Y Alex Sampedro se emputó conmigo en Twitter porque no le rendía pleitesía como otros personajes de la fauna progre, porque es de esa gente que todo lo que no sea lambonería les parece un insulto, como el vanidoso del planeta por el que pasó el Principito, ¿no?… Para los vanidosos, todos los demás hombres son admiradores… “Hostia, mira, un admirador de Academia de la Biblia, es que macho, soy tan moderno y tan guay, ni se te ocurra decir deconstrucción”, y entonces un día me tocó insultarlo de verdad para que reconociera la diferencia y mandarlo a meterse su condescendencia neocolonialista por donde no le alumbra el sol, el sol de justicia, claro. Y también Lucas Leys se apareció por allá a intentar restaurarme por interno y como lo mandé a comer mierda entonces se emputó también conmigo y empezó a diagnosticarme resentimiento crónico porque no había tenido un pastor certificado por e625 con el 15% de descuento que hay solo por esta semana con el código #Reconstrucción2023. Ah, qué tiempos aquellos… las risas y los putazos no faltaron

Y bueno, ni hablar de Andrés Corson y toda esa recua de locos de El Lugar de Su Presencia, qué voleo tan hijueputa hermano, eso sí fue candela, las risas no faltaron, especialmente con esa cuenta de parodia del diablo que se inventaron los hijitos y el bobolitro del yerno que por alguna extraña razón también dice que es dizque de apellido “Corson”… ese adefesio de cuenta que dizque simulaba ser Satanás y no era capaz de decir “culo”. Allá en ese lupanar de iglesia siguen tan campantes después de haberle sacado el cuerpo al encubrimiento de un prófugo de la justicia en un caso de abuso sexual, y ya hasta invitando también a personajes dizque progres y que tales. Hermano, uno entiende que hay compromisos laborales que uno no puede evadir, pero si a mí me toca ir por trabajo a destaquear una alcantarilla en El Lugar de Su Presencia, me daría pena decir que estuve por allá. Pero pues es que allá está la plata, parce. O sea, no me refiero al lugar físico, sino a lo que representan ese tipo de espacios, llámese mega iglesia, llámese aprobación de ciertos personajes, ese es el modelo de éxito que tiene que perseguir el que quiera salir con algo en la lógica de lo religioso.

Claro que también prácticamente el único güevón que montó un podcast pa que nadie lo escuchara fui yo, de resto la gente que sabe cosas o que es buena para aparentar que sabe, quiere sacarle jugo a eso, billete, o conexiones, o reconocimiento, o visibilidad. Cada uno busca lo suyo propio. En parte por eso me mamé también de estar peleando todo el tiempo por lo mismo, dándomelas de Quijote de la Mancha, porque pues siempre va a haber razones para pelear con evangélicos, o con progres, o con el que sea, y casi siempre esas razones pues van a ser las mismas, porque el mundo va andando en círculos. O mueres como hereje o vives lo suficiente para que te inviten a mega iglesias.

Ese sistema tóxico en lo que se ha convertido el evangelicalismo como que corrompe todo lo que toca, yo me di mala vida como 6 meses entrando todos los días a ver los likes de Santi Benavides en Twitter, allá uno puede ver lo que la gente marca con corazoncito, y eso era un facherío tan berraco, que uno no se explica cómo alguien que canta “fuiste tú quien me enseñó que la dignidad humana no se pierda, no se gana” le anda aplaudiendo todo lo que hace un fascista como Bukele, y a otros de esa caterva de la batalla cultural, a Milei, a Verástegui, a Laje, en fin, a cuanta cosa homofóbica y antiderechos y negacionista del cambio climático exista… yo a Santi pues lo sigo amando a pesar de todo, y todavía escucho sus canciones y me lagrimean los ojos, pero cuánto me cuesta, cuánto me cuesta todo después de ver lo que aplaude en redes sociales. Mejor ni vayan a ver eso tan triste, como dijo algún político soviético, Kruschev tal vez… sí, aquí paré para googlearlo, porque no puedo hacer el ridículo en el último episodio del podcast citando mal alguna vaina, ya después de 8 años haciendo el ridículo, hay que conservar la dignidad así sea en el último suspiro. Dijo Nikita Kruschev que la política es como las salchichas, es mejor no saber cómo se hacen, y también aplica para tus influencers y artistas cristianos alternativos favoritos, mejor no pregunten de qué están hechos. Seguramente algún hedor a evangelicalismo tienen por ahí.

Vea pues, aquí que estoy contando todos los chismes, me acabo de acordar de otra cosa que eso sí es el colmo de la toxicidad. Este pastor Armadillo, que por alguna razón es como que un super hit con un podcast que es básicamente una plétora de frases pedorras, de esas que les encantan a ustedes, esa mierda la puse yo como 3 veces pa ver qué era la cosa pues y llegué a fase profunda de sueño como en 2 minutos, sueño REM garantizado. Qué cosa tan aburrida, marica, prefiero los posts de reflexiones celestiales con películas de Pixar, pero pues bueno, eso obviamente son los gustos míos, ustedes pueden seguir escuchando eso y los sigo queriendo, porque pa eso es la libertad. El chisme es que este señor Jessiah resulta que tiene un grupo de Whatsapp ahí con un séquito de aduladores en el que compartió una idea que tenía para responder a un tuit mío a ver qué le decían, si publicaba la respuesta o no. Y bueno, se generó ahí una situación típica de grupo de lameculos, por algo dice la Palabra de Dios que en la multitud de consejeros hay sabiduría, pues le mostraron la inconveniencia de responderme en ese momento, y lástima que les hizo caso porque eso hubiera sido una delicia, haberme jalado los pelos con el Droopy relevante, ¿alguien se acuerda de Droopy?… “Hola, amigos, bienvenidos a Armadillo, yeah”… jajaja… bueno… al que no se acuerde me escriben y les mando la referencia, y también les mando los pantallazos del chisme.

Pero, en fin… ¿ustedes se imaginan uno ir a una iglesia a pagar diezmo para mantener a esa sarta de babosos? Cada uno verá en qué se gasta la plata también, pero mantener al Hansen para que se gaste el tiempo buscando validación de sus amiguitos porque no le gustó un tuit, pidiendo permiso para responder en Twitter, no marica… o gastarse la plata manteniendo a los culicagados Corson haciendo parodias maricas del diablo… ustedes dirán, “ay, pues vos qué vas a decir, Cancionero, si te la pasaste ocho años perdiendo el tiempo también en redes…”, pues sí, pero con mi plata, no con la de los pobres fieles de una iglesia. Pero pues de nuevo, así funciona el mercado, el mercado religioso fundamentalista, relevante, progresista, deconstruido… esos son sólo diferentes locales del mismo centro comercial. Ustedes que son tan fans de Jesús ya deberían hace rato de haber armado un azote de cuerdas y sacar a patadas a todas esas alimañas.

Yo no sé si será la nostalgia de mi generación, de los que nacimos empezando los 80s, que vivimos el surgimiento del internet como una promesa de información libre, de conocimiento compartido sin dinero de por medio, de música libre, enciclopedias libres, repositorios de archivos y libros y películas, todo compartido por p2p, entre gente que se conectaba para dar y recibir, esa utopía del copyleft. En estos días me vi la serie de Spotify que está en Netflix, creo. Muy bacana, me dejó pensando en varias cosas sobre esas promesas perdidas cuando el neoliberalismo se apoderó también de la posibilidad de compartir información y eso se volvió una extensión más del mercado global. Todo lo que uno haga en internet ahora toca buscar la manera de monetizarlo, y pues yo no sé si es que yo soy muy ingenuo, y lo que digo, la gente tiene derecho a ganarse la vida, también puede ser un poco hipócrita que yo diga esto y llevo más de 20 años trabajando en la industria tech, haciendo software y productos para internet y campañas de marketing digital. Pero en algún punto debería haber ciertos espacios de resistencia desde lo religioso, desde el evangelio que se basa en “dar de gracia lo que recibimos de gracia”, por eso me gusta que este proyecto, todo lo que ha pasado aquí se vea como un regalo, como una posibilidad de conectar a la gente con voces diversas, darle visibilidad a otros creadores y creadoras, no desde la lógica de la competencia, sino de la colaboración. Y claro, pues eso puedo financiarlo porque tengo un buen trabajo que me ha permitido grabar podcasts los martes por la mañana sin tener que esconderme de mi jefe, porque hasta en eso el mercado ha privilegiado a los que trabajamos en este negocio. Díganme hipócrita si quieres, pero piénsenlo. En fin, soy yo y mis contradicciones.

Entonces, volviendo a lo de la relevancia en redes como parte de un proyecto que se sostiene a partir de la visibilidad, hay que estar a toda hora en modo comercial, todos son clientes, todo post es para vender, y lo que vende hay que decirlo, hay que mostrarlo. Y como en la publicidad secular, en el mercado religioso también la sexualización del discurso está en todas partes, sexo vendo, sexo compro, sexo arriendo, decía el salmista. Entonces yo hago chistes de doble sentido todo el tiempo, y me burlo de los defensores de virginidades y de los que están pendientes de quién se hizo la paja y quién no, y me dicen que nunca superé la adolescencia. Pero un influencer evangélico cualquiera se auto nombra pastor, y pa venderles consejerías dizque pastorales para asesorarlos en su deconstrucción, como si eso estar en la inmunda con respecto a la fe fuera una cosa que se puede asesorar, y les pela el trasero dizque por que rendirle ese culto al cuerpo de hoy en día, de gimnasio y abdominales, es hacer el delicioso con el Señor, o yo no sé qué hijueputas, y allá sí están todos felices haciendo fila pa que los pastoree un ministro cachondo. Pues hagan lo que les dé la gana, pero yo no puedo dejar de señalar esas ironías, porque eso de la libertad espiritual no significa estar sexualizando a todo y a todos que porque ya no tengo que responderle a una iglesia. Pues, yo no soy de mojigaterías, pero pues una cosa es uno ser libre y otra cosa es dejar de dignificar a los demás, empezando por uno mismo. Yo pa estar mostrando el culo con versículos sí es que no serví tampoco. Denle gracias a Dios, porque ese sería un espectáculo bochornoso.

Ah bueno, y hablando de virginidades, lo único que me duele de todo esto es haberme encontrado con las redes sociales de Pescao Vivo en los últimos días del Cancionero. Parce, eso es una joya, una cantera de memes, hermano. Los campos están blancos para la siega en el Twitter de esa gente. Yo por qué no los había visto antes. Es que eso de ser rockero y virginal, marica, yo no me acordaba de eso. Es que los cristianos sí hacen famosa a una gente también, estos manes siguen comiendo del cuento que les echó el vocalista de que se había mantenido virgen y no sé qué. Claro, la virginidad del man de Pescao Vivo es mucho más valiosa que cualquier otra, porque como la novia era modelo, no cualquier pelada por ahí, no señor. En fin… tenemos lo que nos merecemos por hacer famoso a un man cuyo único mérito fue supuestamente no haberse comido a la novia.

Qué es ese adefesio, hermano. Una banda dizque de rock, o de lo que sea eso, que es una vaina que nació en un boom que hubo en Colombia de gente del altiplano que creyó que tenía tumbao caribeño, Mauricio Palo de Agua, Fonseca, Bonka… bueno, un montón de rolos que se creían Carlos Vives. Y ahí aparece el Pescao Vivo este, pelaos conservadores y virginales, que ahora son cuarentones dizque rockeros que los contratan para eventos de campañas políticas de candidatos provida. Lo que les digo, el que está vendiendo algo tiene que ir a donde le paguen.

Ah bueno, y ahí viene también el baterista, creo que es, promocionando una iglesia Su Presencia light. Yo creo que de tanto pelear con Su Presencia fue que me empezó a salir toda la pauta que paga esa otra iglesia del Pescao Salao, del baterista pues. Qué se sentirá un ir cada ocho días a dejar plata pa pagar pauta pa que el pastor traiga más gente a que le deje plata pa pagar más pauta. Y sentirse que aquí sí es diferente, pero eso en últimas es la misma mierda. Gente parada en una tarima diciéndole a otra gente qué hacer y qué no hacer y que somos una familia. Ah, pero como invitan progres, pues claro, eso le dice a la gente que es una iglesia chimbita y que vengan aquí que aquí sí fue. Bueno, qué vamos a hacer. Hagan lo que quieran también, que pa eso la plata es de ustedes. Pero después no digan que no les advertí. En fin, no me alcanzó el tiempo para rajar lo suficiente de esta gente en el Cancionero, entonces me tocó aquí en el último episodio de Notas Sueltas, que llega a ustedes con el patrocinio de Euphoria, la única comunidad de amor y empatía deconstruida con ínfulas de mega iglesia en Bogotá. Domingo 9:00 am, te esperamos, ven tal como eres.

Bueno, eso era más o menos lo que quería decir y que no me cupo en una publicación de Instagram. Esa búsqueda fue bacana, fue intensa, y fue mucho mejor porque la compartí con ustedes. Vea que yo les trato mal, pero si les tengo mucho cariño. Y esa búsqueda ya fue lo que fue. Quiero decir, ya lo que encontré me hace sentir en paz con cómo vivir mi espiritualidad. Obvio, la búsqueda sigue, pero es otra búsqueda de otras cosas, no como esa necesidad de resolver los pendientes y los rayones en el disco duro que me dejaron mis 30 o 31 años en una secta.

Y vean que cuando empecé que mencioné el Spotify Wrapped, eso me pareció un detalle interesante este año. Los últimos años consumía podcast, mucho contenido, pero mayormente podcast sobre teología, Biblia, etc. Y este año me causó sorpresa ver que el tema del que más escuché fue artes. Ahí va lo de la espiritualidad bajando, que está presente, obvio, pero otras cosas se van robando el protagonismo. Lo mismo con los libros que leí, y con los que quiero leer el próximo año. Bueno, hice un par de cursos de teología y uno de antropología bíblica, pero no estuve tan intenso con este tema, es lo que quiero decir.

Y también tuvo todo que ver con el hecho de que este año tuve muchos cambios en el ámbito laboral, tenía menos tiempo disponible, y pues todo esto del Cancionero lo hacía con tiempo que tenía más o menos libre, entonces al tener menos tiempo libre pues tenía que usarlo en otras cosas. Entonces fui como descubriendo que ya no tenía tanto para decir como antes, y pues no me iba a poner a repostear cosas del 2020, antes muerto que sencillo, claro que no.

También mi experiencia de paternidad está cambiando, mi hijo cumple 5 años, ya está leyendo y quiere que yo lea con él, estamos empezando a tener conversaciones de verdad, y eso sí que no me lo quiero perder. Además ya prácticamente tengo 40, mañana los cumplo, si escuchan esto el día de su publicación pues, el 10 de diciembre cumplo esa edad profética, cabalística, simbólica, bíblica, de los 40 años. 40 años vagando en el desierto del cristianismo. Entonces en fin, hace un par de meses escribí la despedida, andaba por ahí como claudicando entre dos pensamientos, no pude volver a hacer mucho contenido nuevo, solamente pelear en Twitter y compartir evangelicosas en Instagram, entonces finalmente me animé a enviarla. Así fue la cosa.

¿Y entonces ahora qué? Voy a ser cristiano o no, o voy a ser otra cosa… Pues por un lado, creo que el resultado más importante de esta experiencia de búsqueda, de este viaje espiritual, es haber definido todo lo que no quiero ser. A mis 40 años ya tengo claro que no quiero parecerme a los Itieles, con su discurso de manipulación sexual y sus esqueletos guardados en el clóset que en algún punto saldrán a la luz, acuérdense de mí cuando eso pase, por favor; no quiero parecerme a los Sampedros, ni a los Lucas Leys, ni a los Corson, ni a los Pescaos, ni a los comerciantes deconstruidos, ni a los tibios que le hacen exégesis a Pixar, ni a ninguna de esa gente. Que su Dios, que seguramente no es el mío, los guarde y los proteja de todo el mal que ellos sí les están haciendo a otros. Y eso es una cosa valiosa, de aquí pa adelante seguro me iré convirtiendo algo más. Pero definitivamente cada vez más lejano de esos antipatrones.

Creo que en este punto puedo decir que he trascendido la religión como marco epistemológico para vivir mi espiritualidad. Y en ese sentido, lo que crea o no crea es casi que irrelevante. La fe le pertenece al marco religioso, y yo ya no pertenezco ahí. Claro, el cristianismo está presente, lo seguirá estando, porque es mi lengua materna espiritual. Todo lo que he sabido sobre lo trascendente, sobre lo espiritual, todo lo que he creído y he dejado de creer viene mediado por lo cristiano. Particularmente por el tipo de cristianismo evangélico de los Hermanos Exclusivos en el que me crié, y de ahí para adelante en las otras corrientes a las que me acerqué intentando deshacerme de la primera. Pero pues como lengua materna, es imposible de olvidar, es una estructura lógica, un lente a través del cual todavía sigo viendo la realidad. Y uno puede acercarse a otros idiomas, aprender otras estructuras, incluso irse a vivir a otros lugares donde la lengua de uno es extranjera, pero pues esa lengua materna siempre será su casa. Creo que es una metáfora bonita, sobre todo porque no es de una película de Pixar.

La Biblia, con todo y lo tóxica que es, con la inútil que me resulta ahora, que esta es una cosa que escandaliza todavía a gente a la que le comento que me sirven 4 o 5 versículos de toda la Biblia como guía de vida, ahí sigue presente como elemento de espiritualidad. Y no como con ese poder que llegó a tener en mi vida, y que veo que sigue teniendo incluso en los progres, que siguen necesitando reinterpretar la Biblia, a veces hasta forzándola a decir cosas que claramente no dice, para que el resultado sea paz y amor y empatía y comprensión entre las gentes. ¿No han pillado eso? Piénsenlo. Por qué necesitamos que la Biblia avale el feminismo, o por qué necesitamos que la Biblia no condene la homosexualidad, o por qué necesitamos que los versículos sobre el infierno signifiquen otra cosa. Porque seguimos dependiendo de que la Biblia nos valide, nos autorice, nos dé el permiso, signifique eso que queremos pensar para poderlo pensar tranquilos.

Parce, ese ídolo rómpanlo ya. La Biblia llega a un punto en el que sigue diciendo lo que dice, por más que uno quiera resignificarla. Y no quiero decir que el ejercicio de buscarle otras interpretaciones, leerla desde otros lugares no sea valioso. Claro que lo es. Sobre todo porque la Biblia ha sido un elemento de opresión, para ejercer violencia, para justificar matanzas, para segregar y para hacer sentir como mierda a la gente. Es importante que desde ese mismo espacio, con ese mismo símbolo en la mano, se pueda encontrar una alternativa, eso me parece bacano como ejercicio de imaginación, de reimaginación también. Bueno, de paso, un chismecito, es posible que por ahí me escuchen participando en un proyecto que arrancamos este año con un amigo para traducir al español algunos episodios de un podcast chévere sobre el tema. Eso posiblemente salga el año entrante.

Pero volvamos, con todo ese recubrimiento progresista que se le pone a la Biblia, especialmente al mensaje de Jesús y esa diferenciación entre el Dios del AT y el Dios del NT, finalmente hay cosas que son inevitables, como ver la culminación del evangelio con un Jesús que viene con una espada que sale de su boca y con sus ropas manchadas de sangre para castigar a sus enemigos y la sangre sube hasta los frenos de los caballos y cae fuego del cielo. Resignifican eso todo lo que quieran, pero claramente a un libro escrito en una sociedad donde las cosas solamente se podían resolver con violencia, hace 2 mil años, tiene que estar condicionado a esa manera de ver el mundo. Y eso en algún punto vamos a tener que reconocer que es obsoleto.

Y claro, la Biblia es apasionante porque hemos vivido inmersos en ella, porque ha sido el punto de partida, o al menos la excusa, para el arte, para la música, para el desarrollo moral, cultural, político de nuestras sociedades en todo occidente, la cristiandad. Y pues uno se vuelve un friki de la Biblia, como hablé hace mucho tiempo con mi amiga Milena aquí en el podcast, uno se enloquece con ese libro, se lo aprende, se aprende todas las relaciones cruzadas, las referencias de la Biblia Thomson, y se mete a la geografía, a las costumbres, a los posibles significados, eso es una bacanería. Pero pues, en últimas, eso también lo hace la gente con la literatura de Tolkien, con los libros de Juego de Tronos, es decir, con Canción de Hielo y Fuego, ese tipo de sagas… con la mitología nórdica, romana, griega, japonesa, o con los escritos clásicos, con Harry Potter… yo podría pasarme horas y horas hablando de Harry Potter, de hechizos, de datos curiosos y de posibles reflexiones pedorras sobre el valor del amor, la empatía, la solidaridad, en la historia de Harry Potter, como los pastores de jóvenes con las películas de Pixar, ¿no? Pero a la hora de tomar una decisión en mi vida diaria, no voy a ir a Harry Potter a buscar un hechizo, porque ese apasionamiento por un objeto de culto no tiene mucho sentido frente a muchas cosas reales.

Entonces, eso me pasa ahora y lo que me viene pasando hace tiempo. Del mensaje que hay en la Biblia me parece importante reconocer esos chispazos divinos, podríamos llamarlos, sobre el valor de la comunidad, el cuidado del otro, el foco en lo pequeño como actos de resistencia frente a la mentalidad del imperio, del poder, de la mega iglesia. Eso me parece lindo y me parece noble. Eso lo han leído algunos teólogos y teólogas como una invitación a buscar lo sagrado en lo profano, a buscar lo divino en lo humano.

Casi que puedo decir que la Biblia ha sido mi ayo para llevarme a lo humano, que también es lo divino. Esa es una metáfora de Pablo, ¿no? En Gálatas, creo, elaborando ese discurso sobre la ley de Moisés y el nuevo pacto de Cristo, dice que la ley fue un ayo, como un tutor, un guía que se hace cargo de educar a un niño hasta que tenga la edad y la madurez suficiente para administrar los bienes de la casa. Eso es en mi vida el cristianismo, la Biblia, la fe… un ayo, un guía, un tutor que me fue llevando hasta que ahora puedo encontrarme con lo trascendente en mí mismo y en otra gente. No en toda la gente, ese discurso me parece ya un poco ingenuo, hay gente a la que no quiero acercarme, eso podrá sonar muy “fariseo y publicano”, pero pues de malas. La Biblia ya no tiene poder sobre mí, entonces no traten de convencerme con parábolas.

Ya ni siquiera me puedo llamar hereje, ¿cierto? Sobre todo porque ese término se perratió de una manera… hubo un punto en el que ser dizque hereje era casi que un token, una medalla para presumir, casi como el Spotify Wrapped, estas fueron tus herejías de este año. Y también pues estos herejes que nos tocaron, dios mío bendito, herejes de mega iglesia, influencers, influerejes… Es que, yo digo una cosa, si te crees hereje tenés que mirar bien quién es el que te está diciendo hereje, porque hay gente que le dice herejía a cualquier huevonada. “Jesús también cagaba”… “¡Ay, no, eso es herejía!”

Entonces si uno va a presumir porque alguien que le dice hereje a cualquiera me dijo hereje a mí, no sé, piénsalo dos veces. Pero pues bueno, esto no era para dar otra enseñanza de teología o elaborar un nuevo credo, pero se me ocurrió que también eso era parte de decir adiós. Decir para dónde me voy. Sino que ya saben cómo soy, me empiezo a ir por las ramas.

Pero bueno, todo esto que estoy diciendo también lo digo desde mi propio lugar del ser, no como queriendo decirles “ay, yo sí soy libre de verdad y ustedes todavía no porque creen en la Biblia”. Insisto, esa tentación del fundamentalismo está ahí, claro. Yo quisiera seguir aquí y convencerles de que como yo veo el mundo es mejor. Claramente es mejor para mí, por qué no lo sería para ustedes. Pilas con eso, porque ya vi hace tiempo que les quieren reglamentar la rebeldía. Es solo un consejo para que lo piensen. Claramente el mensaje de Jesús como ideal de amor y compasión, con lo mucho que hay que forzar ciertas cosas de su personalidad pa que encaje en ese perfil, eso es un ideal bacano para perseguir.

Y, volviendo a las contradicciones, tengo que aclarar que ese giro me sirvió en su momento para recuperar la esperanza en el desarrollo de una espiritualidad que valiera la pena. Pero, como les digo, visto desde el punto en el que estoy ahora, Jesús es otra propuesta de muchas, un paso más en la escalera de consciencia de la humanidad en torno a lo que significa lo divino en lo cotidiano. La divinidad, lo trascendente, el Otro con O mayúscula, como dice Barth, lo que hay detrás de esa sombra que nosotros llamamos Dios, es mucho más que el carpintero nazareno, mucho más que el cristianismo. Y definitivamente mucho más que la Biblia, que las selecciones arbitrarias de textos y de vueltas hermenéuticas que hagan fundas o progres para seguir aferrándose a ese salvavidas.

Un cristianismo “perfecto”, una teología “perfecta”, con esas perfecciones entre comillas, serían tan insuficientes frente a lo infinito como lo somos nosotros, aunque nos harían sentir muy orgullosos. Si mañana apareciera un grupo de exegetas que lograran descifrar de manera perfecta cuál es el verdadero mensaje de la Biblia, suponiendo que eso fuera capaz de lograrse, pero si pasara, esas conclusiones, ese manual definitivo sobre qué significan todos los textos bíblicos, sería solamente un pedacito mínimo de lo que podemos intuir sobre la divinidad. Una gota de agua en el océano de lo divino, para robarle la frase a Newton y crear mi propia frase pedorra, como buen influencer de redes sociales que soy. Entonces bueno, si necesitaran una conclusión o una respuesta a la pregunta: “pero entonces, ¿vas a seguir siendo cristiano o qué?”, les diría que me aburrí de estar dándole vueltas a la misma gota y quiero lanzarme a nadar. Yo sigo usando la camiseta de cristiano, porque me gusta llevar la contraria, porque ese fue mi punto de partida y porque, creo que inevitablemente, seguirá siendo mi punto de llegada.

Bueno. Últimas palabras, damas y caballeros. Llegó la hora de la verdad. Ha sido un placer y un honor, ha sido un viaje maravilloso. He hecho amigos y amigas, gente muy querida, que me ha enseñado de manera generosa, que ha estado aquí compartiendo en el podcast, en otros espacios del Cancionero, pero que también se ha quedado y que seguirá sin duda haciendo parte de mis nuevos caminos. Quisiera mencionarles por nombre, pero pues son muchos y muchas, búsquenlos en los invitados al podcast, que ahí están la mayoría, en la gente que estuvo en los lives también, es gente muy bacana que le aportó a este viaje de formas que ni se imaginan.

Y por cierto, eso se quedará por ahí, la página web con todo el contenido que hice durante ocho años, sí, también canciones cristianas, voy a extrañar hacer ese chiste, bendito sea mi Dios. Ahí queda el podcast, ahí queda el canal de Youtube, ahí queda mi bitácora de viaje, qué le vamos a hacer. Incluso, tengo un par de cosas que quedaron cocinándose, algunos contenidos que sólo compartí con los Patreons y que de pronto me animo a publicarlos después. Ah, y también un par de canciones que dejé en remojo y pues que seguimos trabajando, entonces las pondré en el canal de Youtube. Mejor dicho, ténganme paciencia, acuérdense de la despedida de Vicente Fernández, del circo pobre, por ahí puede que les aparezca alguna notificación fantasma, soy yo recogiendo mis pasos.

Me encantaría que este contenido siga viviendo, recomiéndenlo, compártanlo, suscríbanse y denle clic a la campanita. Pero en serio, bacano que esos ecos de lo que fue la experiencia de alguien tratando de sanar y de replantearse la espiritualidad quede por ahí, al menos como testimonio de que no hay una única manera dizque de deconstruirse, o un manual de reconstrucción, con taller práctico por una módica suma. Solo fui una pobre alma de Dios haciéndose preguntas, sin buscar venderles, ni pastorearles, ni invitarles a iglesias de rockeros provida, ni ofrecerles cursos, ni darles consejos de nada, ni nada. Eso me parece que sería un último acto de rebeldía, que esto que hice por acá quede ahí, como una terquedad de mi parte pa que de pronto alguien se libre de caer en las garras del recientemente estrenado mercado deconstruido.

Gracias a Aleja, ella es la que sí me ha acompañado y me sigue acompañando de verdad, verdad, en todo este camino, ella prácticamente ha sido la mitad de este proyecto, la mitad inteligente pues. Y a ella es a la que le he tocado gran parte de todo el trabajo que yo he hecho aquí, porque cualquier rato pequeño o grande que yo me haya pasado haciendo cosas para este proyecto, significa que ella me ha tenido que cubrir con otras cosas que dejé de hacer. Gracias, amor de mi vida. Y, obviamente, gracias a mi hijo, Juan Martín, porque fueron muchas las veces que esperaste a Papá porque estaba por acá. Bueno, la verdad es que espero que nunca escuches esto, mi amor. Y que la Biblia, si es que algún día la buscas por tu propia iniciativa, no te haga el daño que me hizo a mí.

Mi último agradecimiento es a la gente que le dio tanto valor a este proyecto como para sumarse a Patreon… ah, no que no estabas vendiendo nada… bueno, soy yo y mis contradicciones, también les advertí. En algún punto de estar haciendo el Cancionero dije, pues ya que no voy a monetizar ni a comerciar con esto, pero pues sí me gustaría mejorar la calidad, un micrófono por ahí, o pagar la licencia mensual de una plataforma para editar cosas, en fin, esto de hacer contenido pues también vale plata, entonces la opción de Patreon le dio la posibilidad a gente que resonaba con este cuento de apoyar y acompañar el crecimiento del Cancionero, eso sí, sin compromisos editoriales de ningún tipo, antes mucho cuento que se quedaron viendo todos los berenjenales en los que me andaba metiendo. Bueno, y sin merchandising, porque tampoco me creía tan importante para pensar que alguien quisiera andar por ahí con una gorra con mi logo, ni más faltaba, por dios bendito, el narcisismo no me daba pa tanto. Pero sí con mucho cariño, y con chismecitos de primera mano.

Gracias, Jorman, Omar, Miguel, Jorge, Isaac, Denise, Angelo, Ana María, Aliyo, Aldo, Wilmor, Daniel Felipe, David, Laurem, Ellie, Mayra, Mónica, Sol, Noa, Juan Pablo, Liz, Astrid, Mery, Walter, Jorge, Nadia, Vasti, David, Damaris, Edgardo. Gracias, Cancioneitors, muchas gracias.

Y gracias a ustedes. Por la paciencia y por la compañía. Y gracias por llegar hasta aquí. Pues, quiero decir, en el episodio si llegaron, pero también en este camino. Espero que les haya servido, este último episodio seguro no, pero todo lo demás. Para eso lo hacía también, para que a ustedes no les tocara este camino tan solos como me tocó a mí.

Y con eso creo que ahora sí dije todo lo que tenía para decir.

Cuídense. Sean libres. Si se tiran a nadar en el océano divino, me buscan.

Mi nombre es Abner Trejos y les hablo desde Medellín, Colombia.

Abrazos.

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