Castigo, vara, disciplina, azotes, autoridad, son ideas que hacen parte de la convicción cristiana tradicional relacionada con la crianza de los hijos e hijas. Desde el púlpito se invita a usar los golpes para educar y en conversaciones se alaban los buenos resultados que tuvo este modelo de crianza: «a mí me pegaron y vean que me hizo bien».
Pero, ¿realmente la Biblia nos manda a formar a través del castigo físico? ¿Es el dolor una herramienta pedagógica? ¿Qué hacemos con los versículos que pareciera que son muy claros sobre la importancia de golpear al muchacho para que no muera? Con mi amigo, el pastor Miguel Pulido, estuvimos conversando sobre el tema en la primera temporada de Notas Sueltas y esta es una corta cápsula de esta charla tan interesante.