Gracias a la teología sistemática hemos aprendido a organizar las cosas que aceptamos como ciertas respecto a Dios. Pero también puede convertirse en una tentación de creer que podemos definir y abarcar la infinitud de Dios en nuestra mente finita. ¿Por qué se nos olvida que Dios es un misterio? ¿Qué hacemos para vivir sin la necesidad de esas certezas? El año pasado conversé en un episodio de Notas Sueltas con mi amiga Milena Forero (@panderetamilennial) sobre dejar atrás la arrogancia del saber frente a la grandeza de Dios.