El cristianismo no es una sola cosa, rígida y definitiva. Es algo vivo, y lo vivo crece, se adapta, o se muere.

La cultura cristiana pop, de luces, reflectores, bandas con sonido impecable, grandes eventos masivos y pequeños eventos semanales en tu iglesia que trata de imitar esos grandes eventos, a veces sin tanto éxito, eso no es el único cristianismo.

Lo que te enseñaron en la iglesia, en la escuela dominical, las escuelas de vacaciones, los campamentos de jóvenes, los retiros de parejas, los programas de discipulado y el infaltable sermón en cada reunión, grande o pequeña, porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre allí debe haber un sermón, eso no es el único cristianismo.

Los argumentos de los apologetas, las demostraciones indiscutibles de la veracidad histórica de los personajes bíblicos y sus aventuras, las secuencias de versículos que no dejan lugar a dudas acerca de la sana doctrina, las alegaciones de los defensores de la ortodoxia occidental, eso no es el único cristianismo.

El cristianismo no es una sola cosa, rígida y definitiva. Es muchas cosas diferentes a la vez. Es un movimiento orgánico, amplio, diverso y en expansión. Es algo vivo, y lo vivo crece, se adapta, o se muere. El cristianismo está compuesto de gente, con todas sus virtudes y contradicciones, con sus procesos de aprendizaje y sus huecos argumentales. Su combustible es el Espíritu de Dios, y este sopla de donde quiere, no de donde nosotros le decimos.

Y, a pesar de esa tentación tan humana a absolutizar nuestros propios pareceres, a exaltar nuestras conclusiones, tan brillantes, tan irreductibles, tan lógicas y bien pensadas, a ponerlas por encima de todas las demás, el cristianismo único, auténtico y verdadero no es lo que piensas tú, no es lo que pienso yo. En el cristianismo sí caben tus preguntas, tus ideas, tus dudas, hay lugar para todas ellas. No temas pensar diferente, no temas cuestionar, a lo largo y ancho de la historia, teólogos y teólogas, cristianos y cristianas, han propuesto maneras diferentes de entender y de vivir el camino que Cristo nos dejó por delante. Y es eso lo que nos ha traído hasta acá.

Y es eso lo que nos moverá hacia adelante.

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