Cuando Jesús dijo: «Tenle por gentil y publicano», tal vez se refería a cómo él trataría a un gentil o a un publicano.

El pasaje es Mateo 18:15-17 y ha sido usado para ejercer disciplina sobre miembros de la iglesia que no se sujetan a los estándares de conducta de la comunidad. También se utiliza tácitamente para tratar con patanería y profiriendo juicios que huelen a fuego y azufre sobre gente que sostiene ideas diferentes a aquellas con las que uno está de acuerdo, pero esa es otra historia.

En la comunidad cristiana en la que yo me crié se tomaban muy en serio esto de la disciplina y tuve que ver a personas siendo tratadas duramente porque habían caído en pecados de inmoralidad (entendiendo lo moral exclusivamente como lo sexual) o por sostener doctrinas no aceptadas por la ortodoxia de la denominación. Yo mismo anuncié a personas que iban a ser puestas en disciplina y fui disciplinado por igual.

Los ancianos anunciarían que si la persona no se sometía a la disciplina (quedarse sin oportunidad de servir en ministerios, sentarse fuera del círculo de la Santa Cena los domingos, incluso ser tratada como si fuera alguien desconocido), esto significaría una negativa a arrepentirse de su pecado y el paso siguiente era la expulsión de la congregación, con la sentencia: «tenle por gentil y publicano».

Claro, todo ese capítulo de Mateo muestra la importancia de sanar situaciones que hieren a la comunidad, eso es innegable. Pero quiero hacer énfasis en la actitud que Jesús tendría con un gentil o con un publicano, personas indeseables para los judíos de la época. En varias ocasiones Jesús exaltó la fe fuera de lo común de personas extranjeras: un centurión, una mujer sirofenicia (argumentación de por medio), un samaritano ex-leproso. Y ni hablar de los publicanos, aquellos con quienes comía, frente al escándalo que esto significaba para muchos religiosos, y que incluso hacían parte de su grupo de apóstoles.

¿No será que lo que el texto busca decirnos es que la manera de buscar que alguien se arrepienta de una mala conducta es acercándonos con gracia y compasión? No tanto como nosotros creemos que se debería tratar a un gentil o a un publicano, sino como Jesús lo haría, como Jesús lo hizo: con amor.

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