*Aplican condiciones y restricciones

¿Por qué insistimos en ponerle letra menuda a la oferta de amor de Dios?

Si nos remitimos a las enseñanzas de Jesús, nos encontramos con un amor del Padre celestial disponible para todos y todas, una invitación abierta, sin distingo de origen étnico, pasado moral, adhesiones doctrinales o condición social.

«Pero vete y no peques más». «Pero también es fuego consumidor». «Pero Jesús también habló del infierno». «Pero Sodoma y Gomorra fueron destruidas».

Pero. Ese podría perfectamente ser el lema del mensaje cristiano. Nos hemos dedicado a ponerle peros al amor de Dios. Lo cercamos, le pusimos rejas y nos encargamos de cobrar la entrada. Si por nosotros fuera, no saldría el sol sobre justos e injustos, sino solamente sobre los que están de acuerdo con nuestra declaración de fe, nuestra definición de pecados imperdonables, nuestra manera de leer la Biblia y nuestras certezas teológicas.

Y, sin embargo, el amor de Dios sigue ahí. Intacto. Sin letra menuda.

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