Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. (Lucas 2:12 NVI)

El mayor regalo de todos venía en una envoltura muy especial. Los pañales del niño Jesús nos hacen pensar en cómo él mismo se vistió de humanidad, adoptó nuestros procesos, nuestros contextos y todo lo que eso significaba.

¿Cómo no celebrarlo? Hoy y todos los días vuelve Jesús a nuestra realidad cotidiana, entiende nuestras cargas y nos da su luz para el camino. Hoy, como esa noche en Belén, se acerca a los humildes, los campesinos, los jornaleros, los que velan para ganarse el pan mientras los demás duermen.

Él es nuestro regalo, nuestra herencia incorruptible, el pan del cielo que vino a saciar todas nuestras hambres, el don inefable de Dios, la Palabra encarnada en quien encontramos la voz y el pensamiento del Padre. Él es el primer regalo de navidad.

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